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El inmunólogo Tak Mak, en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO). /A. Tabernero. CNIO
"Los investigadores en medicina tienen dos vidas, y la segunda empieza cuando se dan cuenta de que la inmunología es la orquesta de todas las sinfonías de la vida"
“Algunos creen saber por qué funciona la inmunoterapia, por qué las células T matan los tumores, pero no lo sabemos. Tenemos que averiguarlo”.
“A estas alturas de mi carrera sólo me interesa asegurarme de que las pocas ideas que tenga serán desarrolladas por otras generaciones de aprendices y colaboradores”
Tak W. Mak (Hong Kong, 1946) es autor de algunos de los principales hallazgos de las últimas décadas sobre las causas y el tratamiento del cáncer. Su descubrimiento del receptor de células T -un mecanismo por el que el organismo identifica invasores- hizo posible la inmunoterapia contra el cáncer. También allanó el camino para el desarrollo de nuevos fármacos contra mutaciones específicas. Recientemente ha visitado el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) invitado por Nabil Djouder, jefe del Grupo de Factores de Crecimiento, Nutrientes y Cáncer.
Insiste en que los conocimientos actuales sobre inmunología son todavía «superficiales», y que «la sociedad debería dedicar más tiempo a educar a la próxima generación de inmunólogos».
Usted es inmunólogo, pero sus contribuciones abarcan diferentes áreas. Su conferencia en el CNIO trata sobre el metabolismo. ¿Cuál es el hilo conductor de su carrera?
Metabolismo, inmunología, microambiente tumoral… todos están conectados a nivel fisiológico. En 1966 se pensaba que el cáncer era una enfermedad metabólica. Un grupo de premios Nobel, entre ellos Otto Warburg, llegó entonces a la conclusión de que el cáncer no estaba causado ni por virus ni por genes, sino por la sustitución de la respiración por la fermentación del azúcar. Pero el cáncer sí está causado por los genes debido a mutaciones, y cada una de estas mutaciones cambia el metabolismo para adaptarse. Las mutaciones, epigenéticas o somáticas, cambian la célula que está siendo mutada, y cambian también el microambiente tumoral.
Y los virus también inducen el cáncer.
Sí, virus como el del papiloma, el de Epstein Barr, el de la hepatitis B y C… crean un entorno inflamatorio en el que las células cancerosas pueden aumentar sus mutaciones. Pero que, a su vez, tienen que tener el metabolismo de sus células para adaptarse, de lo contrario la célula precancerosa moriría y no habría cáncer.
El hecho de que el metabolismo, la inmunología y el microambiente tumoral estén interconectados, ¿es la razón por la que el cáncer es tan difícil de tratar?
Todo está muy interconectado y por eso necesitamos tener una visión muy amplia del desarrollo del cáncer para prevenirlo o tratarlo.
Se dice que la inmunoterapia es la gran revolución en el tratamiento del cáncer. ¿Está de acuerdo?
La inmunoterapia que utiliza moduladores de los puntos de control inmunitarios, el equivalente a quitar los frenos a las células T [para que maten las células cancerosas con mayor eficacia], es uno de los pilares del tratamiento del cáncer. Hoy en día, algunas personas creen saber por qué funciona, por qué las células T matan el tumor, pero tengo que decir que están equivocadas, porque no lo sabemos. Tenemos que averiguarlo.
¿Qué hay de la inmunoterapia con células CAR-T, en la que las células T del paciente se modifican en el laboratorio para que reconozcan y maten a las células cancerosas?
CAR-T tiene resultados espectaculares, en leucemias y linfomas refractarios/recidivantes. Es como en las películas de Jason Bourne. Bourne es un genio, puede saltar a territorio enemigo, encontrar el camino hacia el malo, vencerlo y encontrar el camino de vuelta. Eso es CAR-T. Sin embargo, hay un número muy limitado de moléculas de la superficie celular que las células T pueden reconocer como cancerígenas. A las empresas y los científicos les está costando encontrar más para fabricar la próxima generación de CAR-T.
¿Conseguirán los investigadores mejorar la eficacia de la inmunoterapia? ¿Es optimista?
Soy chino, puedo citar a Confucio. Confucio dijo: «Todos tenemos dos vidas, y la segunda comienza cuando nos damos cuenta de que sólo tenemos una». Es un pensamiento muy profundo, sobre todo para alguien de mi edad. Los investigadores en todo lo relacionado con la medicina -en el campo del cáncer, o de las enfermedades inmunitarias, o de la neurodegeneración, o de las enfermedades cardiacas…- tienen dos vidas, y la segunda empieza cuando se dan cuenta de que la inmunología es la orquesta de todas las sinfonías de la vida. Por lo tanto, creo totalmente que el sistema inmunitario, y su conocimiento, serán una parte esencial no sólo del cáncer, sino de muchas otras enfermedades a las que la humanidad va a tener que enfrentarse en las próximas décadas.
Otros pioneros de la inmunoterapia han recibido el premio Nobel. ¿Debería recibirlo usted también?
No hago ciencia para obtener reconocimiento. A estas alturas de mi carrera sólo me interesa asegurarme de que las pocas ideas que tenga serán desarrolladas por otras generaciones de aprendices y colaboradores. Quiero que se me reconozca y recuerde como la persona que plantó más semillas, las nutrió y se aseguró de que florecieran más flores hermosas.
¿A qué campo de la investigación del cáncer dedicaría más recursos?
Allá donde voy veo una escasez crítica de nuevos científicos que se dediquen a la inmunología. Creo que la sociedad debería dedicar más tiempo a formar a la próxima generación de inmunólogos. La inmunología debe estudiarse de forma más profunda y sistemática. No podemos permitirnos abordar superficialmente las repercusiones inmunológicas en la fisiología. La inmunología es tan complicada que puede caerse fácilmente en la simplificación hasta el punto de inducir a error.