Representación artística del subcomplejo que constituye el sistema de secreción T7SS de 'M. tuberculosis' embebido en la membrana de las células. /CNIO
La tuberculosis es una enfermedad infecciosa causada por Mycobacterium tuberculosis, una bacteria que afecta habitualmente a los pulmones, pudiéndose propagar a otros órganos del cuerpo. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2019 enfermaron de tuberculosis 10 millones de personas en todo el mundo, de las cuales 1,2 millones fueron niños y 1,4 millones fallecieron por esta enfermedad. La tuberculosis está considerada como la enfermedad infecciosa más mortal de la historia, y todavía, a día de hoy, está entre las 10 más mortales del mundo.
Aunque se trata de una enfermedad curable y prevenible, representa un importante problema de salud pública a nivel mundial -especialmente en países en vías de desarrollo donde supone una gran amenaza- debido en parte a las resistencias a los fármacos antituberculosos que presentan los enfermos. Poner fin a la epidemia de tuberculosis es una de las metas sanitarias urgentes de los Objetivos de Desarrollo Sostenible que ha establecido la Organización de Naciones Unidas (ONU) para el año 2030.
En el año 2019, el equipo dirigido por el investigador Óscar Llorca en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), en colaboración con el grupo liderado por Sebastian Geibel en la Universidad de Würzburg (Alemania), publicaba en la prestigiosa revista Nature un importante avance que podría contribuir en la búsqueda de nuevos tratamientos contra esta y otras enfermedades bacterianas. Según se recoge en el trabajo, lograban obtener la primera visualización a detalle atómico del sistema de secreción (T7SS Sistema de Secreción Tipo 7) que utiliza M. tuberculosis para inyectar factores de virulencia dentro de las células y escapar a las defensas del organismo para progresar en la infección.
La importante repercusión de estos hallazgos ha hecho que los equipos de Llorca y Geibel recojan ahora en la destacada revista Nature Reviews Microbiology los nuevos descubrimientos llevados a cabo por sus equipos y otros sobre este sistema de secreción.
Así, esta revisión bibliográfica pone el énfasis en los avances conseguidos en el último año y medio que han permitido describir a detalle atómico no sólo la organización precisa de todos los componentes que forman el T7SS, sino también cómo éstos se organizan en la superficie de la bacteria para transportar y expulsar los factores de virulencia para la infección.
“El objetivo último de estos descubrimientos es poder diseñar moléculas que bloqueen el funcionamiento del T7SS, y contar así con tratamientos adicionales a los antibióticos que actualmente se usan para tratar la tuberculosis y para los que hay cepas bacterianas que desarrollan resistencias y por tanto dejan de responder”, afirman los investigadores.