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Los investigadores encuentran que estos tumores se pueden clasificar en dos tipos usando como criterio los marcadores p21 y mTOR
La presencia de estos marcadores se corresponde con una evolución menos agresiva de la enfermedad
Podría ser la base para tratamientos más específicos según el tipo de cáncer
Los tumores de cabeza y cuello ocupan la sexta posición en incidencia y constituyen la octava causa de muerte por cáncer
Los cánceres de cabeza y cuello engloban un grupo muy heterogéneo de tumores localizados en la cavidad oral, faringe y laringe. Solo en España se diagnostican entre 12.000 y 14.000 nuevos casos cada año. A pesar de los avances terapéuticos, la supervivencia de los pacientes con esta patología apenas ha mejorado en las últimas décadas. El foco de atención de muchos investigadores está en comprender la biología molecular de estos tumores, para avanzar en el pronóstico y mejorar los tratamientos.
“Un problema es la estratificación de los pacientes, que en muchos casos se limita a una clasificación clínica y no molecular”, sostienen Susana Llanos y Juana M. García-Pedrero, autoras del estudio e investigadoras del Grupo de Supresión Tumoral del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) y del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), respectivamente.
Los investigadores han analizado más de 270 biopsias de pacientes con cáncer de cabeza y cuello, y han observado que aproximadamente la mitad de ellos muestran elevados niveles de la proteína p21 y activación de mTOR. Esta investigación, dirigida por Manuel Serrano, jefe del Grupo de Supresión Tumoral y director del programa de Oncología Molecular del CNIO, ha encontrado que la presencia de p21 va ligada a la actividad de mTOR y que ambos marcadores predicen una evolución menos agresiva de la enfermedad. En un futuro la clasificación de estos pacientes según estos marcadores podría permitir elegir las opciones terapéuticas más adecuadas para cada grupo. Las conclusiones las recoge esta semana la revista Nature Communications.
Los investigadores han desentrañado además el mecanismo molecular por el que los niveles de p21 están asociados a la actividad de mTOR. En concreto, la proteína mTOR cuando es inactiva dicta la degradación de p21, y, al contrario, cuando mTOR es activa, p21 se estabiliza.
Este estudio ha sido el resultado de la colaboración entre el grupo dirigido por Manuel Serrano en el CNIO y por el equipo de Juana María García-Pedrero y Juan Pablo Rodrigo del Departamento de Otorrinolaringología del Hospital Universitario Central de Asturias y del IUOPA-Universidad de Oviedo. El trabajo ha contado con la financiación del Ministerio de Economía y Competitividad, del Consejo Europeo de Investigación (ERC, por sus siglas en inglés), de la Fundación Botín y Banco Santander, a través de Santander Universidades, de la Fundación Ramón Areces y de la Fundación AXA.
Sección de biopsia de un cáncer de cabeza y cuello en el cual se muestran las proteínas p21 (marrón) y S6 fosforilada (rojo). La fosforilación de S6 depende directamente de mTOR por lo que su detección es una indicación de la actividad de mTOR. /CNIO
Artículo de referencia
Stabilization of p21 by mTORC1/4E-BP1 predicts clinical outcome of head and neck cancers. Susana Llanos, Juana M. García-Pedrero, Lucia Morgado-Palacin, Juan P. Rodrigo, Manuel Serrano. Nature Communications (2016). doi: 10.1038/ncomms10438