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El CNIO congrega a veinte de los principales investigadores mundiales en envejecimiento

04.05.2018

Contribuye a la investigación

El próximo CNIO–“la Caixa” Frontiers Meetings tendrá lugar del 7 al 9 de mayo

El envejecimiento es el factor de riesgo común para las enfermedades de mayor incidencia en el mundo desarrollado, como el cáncer, las patologías cardiovasculares y las neurodegenerativas. Y si hasta hace poco atajar el envejecimiento no se consideraba un objetivo al alcance de la ciencia, varios hallazgos sobre todo en la última década han provocado un rotundo cambio de paradigma. El próximo de los prestigiosos CNIO–“la Caixa” Frontiers Meetings (7, 8 y 9 de mayo) congrega en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), en Madrid, a una veintena de los principales expertos mundiales en la ciencia del envejecimiento, cuya investigación busca entender el deterioro del organismo con el paso del tiempo para intentar evitarlo y prevenir así la enfermedad. 

Los CNIO Frontiers Meetings (CFM) se celebran desde 2010, y se han consolidado entre los investigadores en cáncer como uno de los congresos de referencia internacional tanto por sus participantes como por los temas tratados, siempre áreas de máxima actividad. 

El CFM Molecular, Cellular and Organismal Hallmarks of Aging (Marcadores del envejecimiento a escala molecular, celular y de todo el organismo), organizado por los investigadores Maria A. Blasco (CNIO); Kathleen Collins (Universidad de California en Berkeley, EEUU); Alejo Efeyan (CNIO); y Thomas Rando (Universidad de Stanford, EEUU), trata el envejecimiento desde múltiples líneas de investigación, buscando el diálogo entre todas ellas. El programa incluye 21 investigadores líderes en sus respectivos campos, estrechamente relacionados con el proceso de envejecimiento: daño y protección del ADN, células madre, energía celular y nutrientes, y epigenética. 

Como explica Collins, “otros congresos sobre envejecimiento se quedan cortos en cuanto a la interrelación entre los distintos campos, pero en este participan expertos de una profundidad y una amplitud sin precedentes, y además el formato invita a las preguntas y la discusión”.

“Queremos generar sinergia entre investigadores que utilizan herramientas experimentales muy distintas para entender la biología del envejecimiento, como la biología molecular, muestras de pacientes de progeria y de individuos muy longevos, y genética de organismos modelo como moscas, gusanos, peces y ratones”, señala Efeyan.

Blasco, una de las principales defensoras de la idea de que actuar sobre el envejecimiento es clave para prevenir y tratar patologías como el cáncer y las cardiovasculares, afirma que el momento en que se celebra este CFM no puede ser más oportuno: “Se están produciendo avances a un ritmo vertiginoso en la comprensión de los mecanismos del envejecimiento y su relación con la enfermedad; es un área de investigación que necesitamos, porque cada vez vivimos más y queremos que sea con salud”. 

Destaca entre los participantes Cynthia Kenyon (Universidad de California en San Francisco, EEUU), autora de uno de los descubrimientos que provocó el cambio de paradigma sobre el estudio del envejecimiento, y actualmente vicepresidenta de Investigación en Envejecimiento en Calico, la compañía respaldada por Google dedicada al estudio de la longevidad. 

A principios de los noventa Kenyon descubrió en gusanos una mutación que duplicaba la duración de la vida de los animales en buen estado de salud –era como ver “nonagenarios con el aspecto de personas de 45 años”, ha dicho la investigadora-. El hallazgo acabó con la idea de que el tiempo de vida asignado a cada especie es inamovible, y estimuló a otros muchos grupos de investigación. Hoy se ha logrado prolongar significativamente la vida de otros organismos modelo, actuando sobre genes con funciones similares a los identificados por Kenyon pero también mediante otros mecanismos. Blasco logró en 2008 aumentar un 40% la longevidad en ratones –el récord hasta ahora en mamíferos- modificando la capacidad de los animales de producir la enzima telomerasa y aumentando su resistencia al cáncer. Más recientemente, su grupo ha demostrado que la terapia génica con telomerasa frena la progresión y cura la fibrosis pulmonar en ratones.

Entre los participantes destaca también Thomas Rando (Universidad de Stanford, EEUU), coorganizador del encuentro, que investiga el papel de las células madre en el envejecimiento. Su grupo ha demostrado que hay señales bioquímicas que inducen a las células madre a reparar el tejido envejecido, un hallazgo con importantes implicaciones para la medicina regenerativa.

“Impensable hace 20 años”

Una de las ideas que más claramente han emergido estos últimos años es que el envejecimiento es un proceso complejo, pero no por ello inabordable: “La situación es comparable a la de la biología molecular del cáncer hace dos décadas: en vez de pensar en un único mecanismo o una única ruta genética, vemos una red de distintos mecanismos, pero temas comunes”, dice Collins. 

Collins acaba de publicar en Nature, junto con la investigadora española Eva Nogales, la estructura tridimensional de la telomerasa, una enzima con un papel clave en la longevidad de las células y por ende en el envejecimiento y en el cáncer. Es un logro largamente esperado que facilita el diseño de fármacos que interactúen con la telomerasa, y que “ha requerido mucho esfuerzo y persistencia”, afirma Collins.

Efeyan también cree que “los cambios conceptuales y tecnológicos que se han producido en la investigación en envejecimiento nos permiten ahora entender mejor cómo y por qué envejecemos, cosa que hace 20 años era impensable. Y muchos de los autores de estos avances participan en este congreso”. En su opinión no hay duda de que “la investigación podrá ayudar, en un futuro no muy lejano, a retrasar el proceso de envejecimiento, o contribuir a un envejecimiento sano, curar ciertas enfermedades asociadas. Esto tendrá, y de hecho ya tiene, consecuencias sociales muy profundas que deben ser pensadas entre todos, no solo desde la ciencia”. 

Su propia investigación se centra en el área de los nutrientes y el metabolismo celular, con un importante papel en la velocidad y el modo en el que envejecemos: “Sabemos que consumir el 30% de calorías de una dieta normal retrasa el envejecimiento prácticamente en todas especies, aunque conocemos bastante poco de los procesos internos y los genes responsables”, explica Efeyan. Entender bien ese proceso podría permitir “diseñar un fármaco que genere el mismo efecto pero evitando la limitación crónica de nutrientes, que es factible con animales de experimentación pero es muy difícil de llevar a cabo por seres humanos”. 

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