Estamos juntas.
Cuando le propuse este proyecto a Susana Solano se lo pensó mucho. El suyo fue un «sí» con condiciones. Una de ellas era viajar a Mozambique, al centro hospitalario y de investigación en Manhiça que fundó Pedro Alonso. Me pidió que la acompañara y planeé tomar fotografías y grabar vídeos para documentar la experiencia.
A Susana no le gusta hablar mucho sobre su trabajo, pero en algún momento de esta aventura me comentó lo identificada que se sentía con lo que escribe Susan Sontag en el ensayo que titula «Contra la interpretación». A partir de esta lectura, puedo ver su trabajo, y en especial la obra El mundo de las cosas, desde otro lugar.
Nuestra misión no consiste en percibir en una obra de arte la mayor cantidad posible de contenido, y menos aún en exprimir de la obra de arte un contenido mayor que el ya existente. Nuestra misión consiste en reducir el contenido de modo de poder ver en detalle el objeto […].
En la entrevista que le hizo hace tres años David Bestué cuenta que
[…] En apuntes personales datados en 1995, Susana Solano escribió una pregunta para sí: «¿Qué le pido a la escultura?». Y respondió: «Que no sea inmediata en su lectura ni en su proceso y que mantenga en mí lo indescifrable […] mi trabajo no pretende narrar».
Y añadió: «[…] Hay cosas que no se pueden explicar, tienen que ver con una manera de hacer y de pensar. Al fin y al cabo, construyes a partir de elementos muy escondidos…».
He elegido estas declaraciones de Susana porque también hablan de mí, de la dificultad de poner palabras a los sentidos, a los aromas, a la intuición, a lo que no es medible ni científicamente demostrable pero no por ello es menos valioso. Como artista que igualmente soy, sé lo importante que es dejarse llevar por cosas inexpresables para que «lo mágico» aparezca.
Hacer una escultura y firmarla hubiera sido demasiado sencillo. Susana quería tener una experiencia, estar con la gente de Manhiça, quiso ponerse al lado de ellos, compartir cosas, el mundo de las cosas.
Propongo para disfrutar de la pieza El mundo de las cosas que la miremos de una manera libre y desprejuiciada, que veamos también los dibujos que pintaron las niñas del Centro de Acolhimento Menino Jesus de Manhiça pensando en la malaria, que nos acerquemos a este trabajo con unas palabras de Manuel de Falla: «La música no es para entenderla o comprenderla, es para sentirla».
Concluyo dando las gracias a Susana Solano por haberme dado la oportunidad de compartir con ella una experiencia tan intensa como aleccionadora.
Estamos juntas.
Amparo Garrido
Artista visual y comisaria de CNIO Arte
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Video del acto de presentación