Todo está conectado
La vida es fascinante, llena de redes invisibles operando sin que nos demos cuenta, coincidencias, casualidades, vínculos kármicos, resonancias, intercambios que nos enriquecen como seres humanos.
Recién llegada a Madrid, mi vecino mexicano del piso de arriba, Rafael Lozano- Hemmer, me invitó a una cena porque quería presentarme a un amigo que también era artista, y además quería que este viera mi trabajo. Estoy hablando del año… ¿1999? El artista, como habréis adivinado, era Daniel Canogar.
Estoy francamente feliz de reencontrarnos veintidós años después y poder trabajar en CNIO Arte juntos. ¿Qué es el tiempo? En esencia, somos los mismos seres, los mismos niños jugando e intentando entender el mundo y lo que hemos venido a hacer aquí.
Este sentimiento subjetivo no quita reconocer el apabullante currículum de Daniel, la extraordinaria expansión de su trabajo por el mundo, y el momento tan fructífero a nivel creativo en el que se encuentra.
Tiene estudio en Madrid y en Los Ángeles, trabaja con un equipo de ocho personas y, mientras escribo este texto, tiene exposiciones al mismo tiempo en Frankfurt, México y en Virginia, termina de cerrar en Misuri, en Arabia Saudí y en Gijón, pero además está a punto de inaugurar en Dubái y en dos lugares importantes de Madrid, además de estar representado en ARCO este año por tres galerías, y esto que estamos todavía en pandemia. ¡Guau!
Hablando con Daniel estos últimos meses sobre su travesía en búsqueda de inspiración para llegar a esta pieza, me encantó un libro escrito por un científico de los años setenta que le regaló su pareja Rebeca. El autor piensa y reflexiona sobre las células en términos metafóricos, y nos recuerda que el comportamiento celular es la base de la vida de todo. Desde las estrellas de Casiopea hasta una proteína del estómago de una termita, todo está conectado; finalmente las células tienen un comportamiento de comunicación, un lenguaje, códigos.
Daniel es un artista que trabaja desde hace años con algoritmos, con códigos y en estos últimos años con la idea del archivo, que enlaza muy bien con el proyecto en el que trabaja Sarah Teichmann sobre el Atlas de las Células Humanas, un archivo de unas cuatro mil trillones de células que aproximadamente tiene el cuerpo humano. Así que hubo un match, que por supuesto Daniel, como buen artista, se llevó a su terreno.
En estos dos últimos años la vida nos ha dado un vuelco. Son tiempos en los que se nos mueve el suelo, en los que cambian los paradigmas, en donde ya nada volverá a ser como antes. Estamos empezando algo extraordinariamente nuevo, que además no sabemos muy bien hacia dónde va, y sí, este año también hemos querido explorar con CNIO Arte territorios nuevos. Por eso, que ambos, artista y científica, trabajen con cantidades enormes de datos y sofisticada tecnología tiene que ver con la propuesta de CNIO Arte 21.
Este año queremos saber más sobre la intersección entre arte, ciencia y tecnología. Saber más sobre el recorrido de Daniel Canogar en estos últimos veintidós años y de cómo ha ido alineándose tan bien con esta nueva realidad algorítmica, creando esas fascinantes obras generativas sin principio ni final.
Este año toca.
Gracias Daniel, es un honor tenerte con nosotros.
Amparo Garrido
Comisaria de CNIO Arte
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